"Pincho" de la feria |
Puerta del recinto ferial. Donde usualmente quedamos. |
Ayer, domingo 27 de abril, tuvimos una nueva ruta de esas que ya casi se hacen solas, y es que dado el estado muscular que últimamente llevamos, lo mejor era dejarse llevar y hacer una buena tirada pero sin forzar demasiado, aunque al final, para no querer forzar y llevar el viento otra vez de cara en muchos tramos, pues eso, que parece que no sabemos ir de otra manera que dando algo de cera.
Quedamos a las ocho y media en el pincho, y con puntualidad manchega allí que nos vimos José, Coro y éste que suscribe. La idea era salir tranquilos para ver si continuamos con la mejora muscular de los allí presentes, así que, dado que no teníamos muchas ganas de forzar elegimos ir, por enésima vez, al Hundimiento. Ya por la mañana temprano, Pascuy nos dijo que él saldría algo antes para darle una vuelta al parque eólico de Capiruzas y que nos veríamos por la zona de Los Anguijes cuando fuéramos llegando.
Total, que en animada charla poco a poco fuimos haciendo kilómetros por la zona de la Bacariza, y desde allí derechos hacia Aguas Nuevas para tomar el carreterín hacia El Salobral. Esta vez no tomamos ningún camino alternativo, y es que los caminos están llenos de barro merced a los pivots que están regando los campos continuamente; vale que cojas algo de barro, pero otra cosa es que te metas en un lodazal de varios kilómetros existiendo al lado un camino limpio, ¿verdad?
Al llegar a la gasolinera de El Salobral tuvimos que parar para hacer una escala técnica, pues yo tuve que pinchar por el camino ya que la presión me bajó bastante, eso sí, no tuve que cambiar la cámara (bendito gel) y José llevaba un ruido en el basculante de la suspensión trasera, así que aire y un poco de aceite y la cosa mejoró notablemente.
Así que, poco a poco fuimos acercándonos a Los Anguijes y finalmente a el Hundimiento, donde a los cinco minutos de esperar apareció nuestro querido Pascuy, también con puntualidad manchega, con una sonrisa de oreja a oreja pues después de la ruta de esa mañana parece encontrarse mucho mejor de la lesión que le ha traído de cabeza últimamente. Y por supuesto dada la hora que era, la decisión de irnos a almorzar fue unánime, y además es que nos dio alas, pues aún con el aire de costado empezamos a darle ritmo a la pedalada y el tres como primer dígito empezó a aparecer en el velocímetro un kilómetro, otro, otro, ...
Antes de seguir con el almuerzo, deciros que estando en el Hundimiento, nos dimos cuenta de que un pequeño tejado anejo a una caseta de las que por allí existen, estaba completamente destrozado por el lanzamiento de unas piedras de un tamaño más que considerable, ¡hay que joderse! En la última visita que hicimos hace unos días estaba completamente sano dicho tejado. La pena es que no se dieron en los huevos con alguna piedra ¿cómo se puede ser tan descerebrado?
El almuerzo lo hicimos en San Isidro, y por cinco euros nos pusieron cuatro platos de patatas, huevo, algo de carne, ensalada, regado con vino, café y chupito, en fin, que este es otro de los locales que aparece en la guía globera de establecimientos recomendados de la provincia.
Dada la hora que era decidimos que lo mejor era volvernos a Albacete, pues aún quedaba bastante parte de la mañana para poder aprovecharla con la familia, así que de nuevo volvimos a ponernos a darle al pedal, y con una marcha también bastante alegre nos plantamos en Albacte en un pis pas.
Ruta tranquila donde las haya, de recuperación del tono muscular en una parte, y de darle caña en otra, sobre todo cuando el viento lo permitió. Al final hicimos unos 55 kilómetros a una media de 21,7 km/h.
Saludos Globeros...Edu