Continuamos con la serie "Preparando la carrera", y esta vez le toca a la alimentación.
Seguro que dentro de este grupo hay personas que entienden de esto bastante más que yo, pero aún así, me gustaría incidir en algunos detalles que pueden hacer que tu rendimiento durante la prueba sea mejor, e incluso a veces, bastante mejor.
Cuidado con
Ingerir mucho líquido: La corriente sanguínea sólo puede absorber un litro de líquido por hora, por lo que tomar más resultará contraproducente y traerás un saco de agua golpeando cada lado de tu estómago en cada pedaleada.
Comidas pesadas: Lo mejor es distribuir la comida en cinco ocasiones a lo largo del día.
Cena del día anterior: Lo más recomendable para una buena digestión: Arroz, patatas, pasta, frutas y no en grandes cantidades. Lograremos una última recarga de glucógenos muy necesaria para el día siguiente.
Comida energética: Sólo si te hace falta, pueden proveer energía rápida, efectivamente lo hacen, pero para compensar el exceso de azúcar el cuerpo segrega insulina, la cual remueve glucosa de la sangre y vuelve los niveles a su normalidad. Entonces el azúcar ingerida inicialmente que da potencia inmediata, pasa a convertirse inmediatamente en pesadez, es decir te dejará en la línea, hambriento y sin potencia.
Día de la carrera
Desayuno: Dos o tres horas antes, desayuno sano de hidratos de carbono, proteínas y vitaminas que podemos ingerir a través de los lácteos, los zumos naturales, los cereales y frutos secos, las frutas, la pasta.
Café: No en grandes cantidades, pero indispensable.
Antes de la carrera: Una pieza de fruta, a ser posible plátano.
Durante la carrera: Es necesario hidratarse sin llegar a tener sed en ningún momento durante la carrera, pero tampoco sin excederse. No es mala idea aprovisionarte de frutos secos por si fuera necesario: almendras, avellanas, nueces y sobre todo dátiles, barritas energéticas, etcétera. Pero sólo si te hace falta pues para distancias cortas no es necesario.
Al final de la carrera: Digan lo que digan, una buena cerveza fresca